AGRICULTURA SINTRÓPICA

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Introducción

A lo largo de los años, la agricultura intensiva ha llevado a una degradación del suelo, como consecuencia de la erosión, que afecta a la fertilidad de los suelos y a la producción de cultivos, es decir, a la capacidad del suelo para soportar o sostener una agricultura productiva. Por degradación del suelo se entiende al cambio que se da en una o varias de las propiedades del suelo a unas condiciones por debajo de las originales, a lo cual se llega debido a procesos físicos, químicos y/o biológicos. La erosión del suelo se define como un proceso en el que se da una desagregación, transporte y posterior deposición de distintos materiales del suelo por agentes erosivos, como puede ser el agua de lluvia.

Asesoramiento agrícola en Murcia y Castilla y León

Puede establecerse que las tierras dedicadas a la agricultura, con el tiempo, se van volviendo menos productivas debido a la degradación de la estructura del suelo, la disminución de la materia orgánica, la pérdida del suelo y, por último, como consecuencia de una pérdida de nutrientes. La pérdida de nutrientes se da por percolación en el perfil del suelo, debido a que se diluyen en el agua que posteriormente se pierde por escorrentía o al unirse con los sedimentos que son arrastrados por el agua de escorrentía. Se puede hacer una diferenciación en tres etapas de la degradación del suelo bajo explotación agrícola inadecuada. En la primera etapa el contenido en materia orgánica y la estructura van siendo destruidas gradualmente, hecho que todavía no se percibe, puesto que la erosión ocurre todavía a unos niveles que pueden ser tolerables y el rendimiento de los cultivos se mantiene estable, siempre y cuando se continúe con una aplicación de insumos como fertilizantes. En la segunda etapa el suelo pierde por completo su estructura y la materia orgánica alcanza unos valores alarmantemente bajos. A medida que avanza el viento se va conformando una capa compactada en las partes más superficiales que impiden la infiltración del agua y la penetración de las raíces. Llegados a este punto el proceso de erosión se va acelerando y el rendimiento de los cultivos disminuye drásticamente, motivo por el cual los aportes e insumos que pueden aplicarse cada vez se van volviendo menos eficaces, debido a las condiciones físicas adversas que impiden el correcto desarrollo de las plantas o como consecuencia de las grandes pérdidas de suelo y nutrientes, debido a la erosión. Por último, en la tercera etapa el proceso de erosión es tan severo que el cultivo sobre ese suelo resulta imposible y el agricultor termina por verse obligado a abandonar la finca. El tiempo que tarda en alcanzarse esta última etapa depende de muchos factores, como la intensidad de aplicación de prácticas de manejo inadecuadas, así como de la textura del suelo y su pendiente.

Agricultura sintrópica

La agricultura sintrópica puede definirse como un modelo en el cual los procesos agrícolas se asemejan a los procesos naturales, tanto respecto a su función como a su dinámica. Al contrario de lo que ocurre en la entropía, la sintropía es el paso de algo más sencillo a más complejo, es decir, abarca una serie de acciones completamente conscientes cuyo fin es el de potenciar una reestructuración, el equilibrio y la aceleración metabólica de un sistema concreto. En definitiva, la agroforestería es una forma de cultivo múltiple en la cual se trata de satisfacer una serie de condiciones básicas que son la existencia de varias especies, al menos dos, que interactúan biológicamente; generalmente al menos uno de los componentes es una leñosa perenne; y, por último, al menos dos de los componentes se manejan de manera que se logren alcanzar los objetivos del agricultor que administra la finca. Los diferentes componentes se distribuyen en distintos estratos a nivel espacial y temporal. Las formas de producción agroforestal pueden aplicarse tanto en ecosistemas frágiles como en aquellos que sean más estables y a una escala desde una pequeña finca con fines únicamente de subsistencia, hasta grandes extensiones cuyo objetivo es el de comercializar los productos obtenidos. Los objetivos, por tanto, son lograr una diversificación de la producción, aumentar el nivel de materia orgánica en el suelo, fijar nitrógeno atmosférico, reciclar los nutrientes, optimizar al máximo la producción del sistema y modificar, en parte, el microclima donde están establecidos los cultivos.

Este sistema fue desarrollado por Ernst Götsch, que desde Suiza, se trasladó en el año 1982 a Brasil, después de estar enseñando en Costa Rica métodos de agricultura sostenible a refugiados nicaragüenses, durante la guerra civil de Nicaragua, donde se dedicó a asesorar al propietario de un área improductiva que se encontraba localizada en Bahía y donde compró la finca que se propuso recuperar, mediante reforestación e implantación de cultivo de cacao. Con el paso de los años ha ido formando a diferentes agricultores, que van difundiendo su conocimiento sobre el manejo sintrópico. Aunque en un principio únicamente se aplicaba este método en pequeñas fincas, llegado un punto Ernst dio al paso a la agricultura a gran escala, con éxito.

En la naturaleza, las diferentes especies de plantas y animales viven en conjunto con otras especies, puesto que se necesitan para lograr un crecimiento óptimo. Ésta unión se denominará consorcio, de manera que cada uno de ellos es capaz de crear las condiciones idóneas para que se conforme uno nuevo, de diferente composición, es decir, puede establecerse que cada consorcio está determinado por el anterior y a su vez determinará el siguiente. Las uniones se van sucediendo en un proceso dinámico continuo, en lo que se conoce como sucesión natural de especies. Puede hacerse una distinción entre lo que se conocen como sucesiones primarias y secundarias. Una sucesión primaria se da cuando se forma una nueva extensión de tierra o se expone la roca, proporcionando así un hábitat que se irá colonizando por primera vez. Un ejemplo de esta sucesión es la formación de islas tras erupciones volcánicas. Una sucesión secundaria ocurre en un área que previamente ha estado ocupada, pero que vuelve a ser colonizada tras un perturbación que elimina la mayor parte o la totalidad de la comunidad, como ocurre por ejemplo en los incendios. Durante mucho tiempo se ha considerado que el resultado final de las sucesiones es un estado estable, que se conoce como comunidad clímax. Sin embargo, esta idea se ha ido descartando, puesto que en gran parte de los ecosistemas pueden darse alteraciones frecuentes que impiden continuamente que se alcance este estado de equilibrio o que hacen que desaparezca rápidamente.

En relación con las sucesiones pueden destacarse las especies colonizadoras o pioneras, que son aquellas capaces de desarrollarse en suelos pobres, es decir, en medios en los que para otras especies sería prácticamente imposible o imposible desarrollarse.

Rejuvenecimiento natural

Una vez que las plantas colonizadoras se han establecido en un ecosistema, a medida que va avanzado el tiempo éstas van madurando y envejeciendo, hasta que se alcanza un punto de estancamiento en el cual comienzan a aparecer las especies secundarias, que en un primer momento son reprimidas por aquellas más envejecidas. Finalmente, cuando ocurre algún tipo de perturbación, la vegetación secundaria inicia un acelerado crecimiento y desarrollo. 

Proyectos de agricultura sintrópica

En la agricultura sintrópica, la poda y el desherbado sustituyen al proceso de rejuvenecimiento natural. Mediante la realización de podas puede acelerarse el crecimiento del sistema en general, incrementando la cantidad de luz que incidirá sobre los estratos inferiores, pudiendo aumentar también la cantidad de nutrientes disponibles para las siguientes  generaciones de especies.

Regeneración del suelo

El principio básico o  el objetivo a lograr dentro de la agroforestería es el de lograr conseguir unos suelos fértiles con estructura, regenerando aquellos suelos que tras mucho tiempo han sufrido una fuerte degradación y en los que en muchos casos sería imposible que fuesen aprovechados para actividades agrícolas. De manera natural los suelos agotados tardan años en volver a regenerarse, sin embargo, a través de la agricultura sintrópica puede conseguirse en un periodo mucho más corto de tiempo, para lo cual es necesario que se tengan en cuenta diversos factores como son la composición y densidad de la comunidad de plantas, el orden de aparición de cada una de las especies, así como su momento de aparición, la interacción entre los diferentes organismos que componen el ecosistema y factores climáticos.

Una de las claves a la hora de mantener la fertilidad del suelo, de manera que no sea necesario recurrir a insumos externos, es el establecimiento de cubiertas permanentes sobre el suelo (mulch). Este material proviene de las podas o de la retirada de plantas. De esta manera se incrementa la vida del suelo, logrando también un mantenimiento de un flujo constante de nutrientes. Resulta importante realizar aportes regulares de material orgánico de diferente composición, con tiempos distintos de descomposición.

Práctica

A la hora de diseñar un sistema de agroforestería, es necesario llevar a cabo un análisis de la finca, así como de su entorno más ampliado, contando siempre con la ayuda de un experto en el tema, como el equipo del que disponemos de Innovatione de profesionales especializados en el desarrollo de este tipo de proyectos, pudiendo establecer posteriormente cuales van a ser los objetivos que se pretenden lograr y las necesidades que deberán cubrirse para que todo el sistema pueda funcionar correctamente a lo largo del tiempo. A la hora de seleccionar las especies deben incluirse aquellas que produzcan alimento regularmente a corto, medio y largo plazo y cultivos que permitan producir una rápida cobertura para el suelo, es decir, la idea es diversificar lo máximo posible para tener especies que produzcan material que pueda servir como mulch, otras de las que pueda obtenerse maderas y, por último, aquellas que sirvan de alimento, que fin de cuentas es lo que se pretende conseguir en un sistema agrícola, independientemente del tipo que sea. La selección se basa entonces en una combinación de especies anuales y perennes, que son cosechadas en las diferentes fases de la sucesión, para cada una de las cuales existen unas especies más propicias, teniendo siempre en cuenta que el sistema se comporta como un todo. Siempre y cuando exista una buena planificación de las especies a disponer será posible cosechar por cada intervención que se realice. 

La vegetación que se seleccione como pionera debe encajar en la fase de sucesión en la que se encuentra, introduciendo también especies cuya función sea similar y que se vayan adaptando a las siguientes fases de la sucesión. Es posible implementar especies durante las primeras etapas que tengan ciclos de vida más largo, pero se corre el riesgo de que no alcancen un desarrollo óptimo, puesto que pertenecen a fases posteriores, dentro de la sucesión.

Como se ha mencionado previamente, el proceso de rejuvenecimiento natural se reemplaza por la poda, cuyos restos no se desecharán, sino que serán utilizados en la propia finca. A pesar de lo que se pueda pensar el proceso de poda es complejo y requiere de un grado de conocimiento para no causar graves daños en los cultivos. Antes de llevarla a cabo los encargados de realizarla deben tener en cuenta la capacidad de la especie para ser podada, la edad fisiológica, el lugar que tienen dentro del proceso de sucesión y el estrato vertical, si existen o no patologías que puedan afectar seriamente y si se puede llegar incluso a amenazar el desarrollo de otra planta.

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