FERTILIDAD Y EROSIÓN DEL SUELO
Introducción
Se dice que un suelo es fértil cuando posee los nutrientes y sustancias necesarios para el desarrollo de las plantas, tiene una consistencia y profundidad óptimas para la fijación de las raíces, está aireado, no contiene sustancias tóxicas y es capaz tanto de absorber como de retener el agua, manteniéndola disponible a lo largo del tiempo para el uso por parte de las plantas.
Aquellos suelos que se encuentran naturalmente cubiertos por diferentes tipos de vegetación conservan su fertilidad, como por ejemplo ocurre en los bosques, donde las raíces de las diferentes especies de árboles mantienen firme la tierra y la superficie foliar disminuye considerablemente el impacto de la lluvia y del viento. Además las hojas secas que terminan por caer, es decir, la hojarasca, junto con otros materiales, se pudren y descomponen por acción de los microorganismos, dando lugar a la formación de humus. La superficie foliar tiene además otros beneficios, puesto que permite el crecimiento de especies de plantas cuyo desarrollo óptimo se produce en lugares más sombríos, como es el caso de los helechos o los líquenes.
La conservación de los suelos aptos para la agricultura es fundamental, por lo que mantener la fertilidad y estructura del suelo es clave en las prácticas agrícolas. En Innovatione contamos con un equipo especializado en asesoramiento agrícola con experiencia en puesta en marcha de proyectos de mantenimiento de la fertilidad de los suelos.
Complejo arcillo-húmico
El complejo arcillo-húmico es considerado la base fundamental de la fertilidad del suelo, pues asegura el acceso de las plantas a los nutrientes. Este complejo se forma a partir de la unión de las arcillas provenientes de la roca madre y el humus. La culminación de este proceso es el denominado suelo pardo, que corresponde con la madurez del suelo. Durante este periodo existe un equilibrio entre la formación y la degradación del complejo arcillo-húmico. El envejecimiento del suelo se lleva a término cuando el proceso de degradación de la roca madre es incapaz de reponer las pérdidas de bases del suelo.
Erosión
Se conoce como erosión al proceso de desgaste, arrastre y pérdida completa de las partículas del suelo por acción de diversos agentes, como la lluvia o el viento, cuya acción sobre el suelo debido a una destrucción de la vegetación lleva a una degradación de su estructura, debido al arrastre de su capa fértil.
Los terrenos en los que se dan los cultivos, poco a poco van gastando los nutrientes. Además se ven mucho más expuestos a la pérdida de suelo como consecuencia de un excesivo arado, que favorece el arrastre por el agua y el viento. Esta erosión se intensifica también en terrenos que se encuentran en pendiente y no están protegidos por barreras de árboles o arbustos. La pérdida de nutrientes progresiva se produce debido al no retorno de la materia de la cosecha, motivo por el cual de no poner en marcha procesos de enriquecimiento, con el paso de los años, tras el desarrollo de diversos cultivos, el suelo termina por agotarse.
Únicamente un 12% de la superficie terrestre es apta para los cultivos, de manera que las zonas más complejas de trabajar constituyen la gran mayoría. Es por este motivo por el cual resulta imprescindible mantener una estructura del suelo adecuada en aquellas zonas donde se pueden realizar cultivos para evitar su pérdida por completo por acción de la erosión.
Entre las técnicas que se pueden llevar a cabo para impedir esta pérdida de suelo cultivable se encuentran:
- Realización de todas las operaciones de cultivo en sentido perpendicular a la pendiente, o lo que significa lo mismo, en curvas de nivel, de manera que cada surco actúa como una barrera, frenando el movimiento del agua, disminuyendo la escorrentía superficial e impidiendo la pérdida y el arrastre de la capa fértil. Además, puesto que de esa manera se logra que el agua circule más lentamente es posible lograr un aprovechamiento mayor de este recurso.
- Establecimiento de coberturas vegetales que sirvan como protección al suelo entre un ciclo agrícola y otro, evitando una pérdida excesiva de agua por evaporación durante los periodos de sequía y una erosión continua por acción del agua durante la época de lluvias.
- Implementación de barreras vivas, constituidas por árboles o arbustos, que eviten la erosión producida por la acción del viento y la lluvia.
- Distribución de zanjas a lo largo de la extensión de la finca que evitan una pérdida de agua por escorrentía, de manera que este agua pueda ser acumulada.
- Disminución de las tareas de labranza al mínimo.
- Evitar una concentración excesiva de ganado, en aquellas zonas de ganadería, donde el pisoteo continuo por parte de los animales produce una fuerte compactación del suelo.
- Creación de terrazas en zonas donde la pendiente sea demasiado pronunciada.
- Control de las cárcavas, cuya formación puede llegar a producir un desmoronamiento de la tierra.
Para conservar la fertilidad del suelo el mayor tiempo posible se deben reponer los nutrientes y la materia orgánica del suelo perdidos tras la cosecha de los cultivos o como consecuencia de los procesos de erosión. Entre las prácticas a poner en marcha se encuentran el establecimiento de sistemas de rotación de cultivos y cultivos asociados, la plantación de leguminosas, la reposición de la materia orgánica, de manera natural dejando descansar la tierra durante un tiempo o mediante la aplicación de abonos y la aplicación de fertilizantes de tipo mineral.
En Innovatione contamos con un equipo especializado en asesoramiento agrícola con experiencia en puesta en marcha de proyectos de mantenimiento de la fertilidad de los suelos.
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[…] global. En España una de las principales amenazas es la desertificación, con la consiguiente erosión de suelos y la sequía. Todo ello ha llevado a la puesta en marcha de una serie de acuerdos internacionales y […]
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