SÍNTOMAS DE DEFICIENCIAS DE NUTRIENTES
Introducción
Los síntomas de deficiencia comienzan a aparecer cuando las concentraciones de un nutriente son tan bajas, que la planta no puede completar sus funciones correctamente y son una herramienta clave para la evaluación del estado nutricional del cultivo. Una marcada carencia de un nutriente provoca, generalmente, la aparición de determinados síntomas visuales característicos. Sin embargo, no es la propia carencia de nutriente lo que lleva a la aparición de los síntomas en sí, sino que se inician una serie de procesos que conducen a desbalances nutricionales, que provocan una acumulación de algún compuesto orgánico intermedio, o a la ausencia de formación de un compuesto. Los síntomas de deficiencia aparecen en el momento en que el elemento no está presente, pero desaparecen cuando se da una aplicación del mismo.
La ventaja que supone la observación de estos síntomas es que es una técnica que puede llevarse a cabo en el campo sin necesidad de depender de un laboratorio. La ayuda de profesionales tiene gran importancia dentro de este campo. En Innovatione contamos con un grupo de expertos en asesoramiento agrícola, dentro de las comunidades de Castilla y León y Murcia.
Análisis de hoja
No se recomienda utilizar únicamente la sintomatología asociada a deficiencias nutricionales como única herramienta de diagnóstico, es decir, se recomienda el empleo de otras técnicas de diagnóstico como pueden ser el análisis de suelo o el análisis de planta, sobre el que se ha hablado en la publicación anterior. De entre todos los análisis, el más adecuado sería el análisis químico de las hojas, puesto que son el órgano donde existe una mayor actividad metabólica y donde, por tanto, las variaciones relacionadas con los nutrientes podrían ser observadas con una mayor facilidad. Esta combinación entre diversos análisis se debe a que los síntomas comienzan a aparecer cuando ya ha ocurrido una seria deficiencia, que puede desencadenar marcadas reducciones de rendimiento, es decir, que la corrección de la deficiencia detectada ocurriría demasiado tarde, en relación al ciclo productivo, por lo que no habría un retorno económico asociado a esa corrección. Otro principal problema asociado a la observación de la sintomatología se debe a que hay ciertos síntomas que son poco característicos, debido a que están relacionados con estrés provocado por otros factores como pueden ser la luz o el agua. Esto puede pasar, por ejemplo, en las primeras etapas de crecimiento de las plantas, debido al efecto de las bajas temperaturas, síntomas que terminan por desaparecer a medida que avanza el desarrollo del cultivo, ya que es un factor que además de afectar a la tasa de crecimiento afecta también a la dinámica existente en el suelo en relación con los nutrientes. Además existen plagas y enfermedades que en ocasiones producen unos síntomas visuales de gran semejanza respecto a desórdenes de nutrientes.
Existen una serie de características, dentro de la sintomatología de nutrientes, que permiten diferenciarla de los síntomas producidos por plagas. En un primer momento, estos síntomas aparecen formas simétricas, asociadas a las nervaduras, únicamente en un tipo de hojas, que puede ser jóvenes o viejas. No son cambios bruscos, sino que aparecen de manera gradual. Los límites de esas formas simétricas suelen ser difusas, es decir, carecen de formas angulares. No existe tampoco una ruptura de la cutícula, exceptuando aquellos casos de deficiencia extrema donde llega a darse una necrosis, pudiendo producirse incluso la muerte de la planta. Suelen aparecer en zonas distantes de la nervadura principal, como puntas, márgenes y zonas internervales.
Nutrientes en la planta
Con el fin de comprender con exactitud la manera en que se producen los síntomas visuales de cada una de las deficiencias de los diversos nutrientes, resulta imprescindible tener cierto grado de conocimiento sobre las funciones que cumplen cada uno de ellos en la planta, además de su movilidad en la misma.
Por norma general, los nutrientes son absorbidos a través de las raíces para posteriormente ser traslocados por el xilema hacia los órganos donde se lleva a cabo el proceso de fotosíntesis, que son los tallos y las hojas. Seguidamente pueden ser transferidos hacia el floema, siendo entonces depositados en las células constituyentes de las raíces, el tallo y las hojas. Los nutrientes que han sido almacenados, en un determinado momento, en ciertos órganos y tejidos, pueden movilizarse de nuevo para ser transportados a otros lugares de la planta. Este proceso de removilización de los nutrientes hacia las partes más jóvenes desde las zonas más viejas de la planta se da durante el crecimiento y desarrollo de la misma, así como durante periodos de baja disponibilidad de nutrientes. Esta circunstancia puede llegar a ocasionar cambios bruscos en la concentración en hojas u órganos, ejerciendo de esa manera un importante impacto entre las concentraciones de nutrientes y el crecimiento o rendimiento.
En función de su movilidad en la planta los nutrientes pueden clasificarse en:
- Nutrientes móviles en el floema: que son el nitrógeno, el fósforo y el potasio. En casos donde las concentraciones de estos nutrientes son limitantes, los tejidos jóvenes deben obtenerlos de las hojas más viejas, de manera que el contenido en estas últimas sufre una importante disminución. De esta forma, cuando se producen deficiencias en las concentraciones de alguno de ellos, los síntomas podrán observarse en las hojas viejas, donde las concentraciones serán bajas, al contrario de lo que ocurrirá en las hojas jóvenes donde las concentraciones serán más altas. Por norma general, el magnesio se comporta de una forma semejante a los nutrientes móviles.
- Nutrientes inmóviles: entre los que se encuentran el calcio, el boro, el manganeso y el hierro. Se consideran inmóviles, ya que no se da una removilización hacia tejidos jóvenes cuando existe una deficiencia en su concentración y suministro. De manera que, al contrario de lo que ocurría en el caso anterior, la concentración en hojas viejas será alta, mientras que en hojas jóvenes será mucho más baja.
- Nutrientes de movilidad variable: destacan el azufre, el cobre y el zinc. Permanecen en hojas viejas, pero pueden llegar a movilizarse cuando se produce una senescencia. En casos donde se da una deficiencia de alguno de estos nutrientes, la movilización no es tan rápida, por lo que los síntomas se desencadenarán en las hojas más jóvenes.
Por todo ello, puede establecerse que es necesaria una gran experiencia para poder distinguir con exactitud los síntomas visuales de las deficiencias nutricionales, para no confundirlos con efectos causados por daños por insectos, senescencia o prácticas de manejo.
Ejemplo práctico
A continuación se presenta un caso práctico, en el cual se expuso a un cultivo de pimientos (Capsicum annuum) a deficiencias de nitrógeno, fósforo y calcio, entre otros.
En el caso del nitrógeno, la visualización de los primeros síntomas, asociados a una carencia se produjeron antes que en el resto de nutrientes del estudio. Estos síntomas comenzaron a visualizarse durante el proceso de fructificación, momento de alta demanda de nitrógeno. El síntoma inicial de la deficiencia de nitrógeno se caracterizó por una disminución o pérdida de la tonalidad verdosa de la planta, además de una clorosis en las hojas viejas, como consecuencia de la alta movilidad del nitrógeno que fue desde las hojas más viejas, a las más jóvenes. Un agravamiento respecto a la deficiencia de nitrógeno llevó a un aborto de flores y los frutos presentaron un color verde claro, además de madurar prematuramente. Tras más de treinta días de exposición a la deficiencia en el limbo de las hojas aparecieron progresivamente puntuaciones oscuras y las hojas presentaron clorosis marcada y en las hojas que perdieron el color verde la coloración cambio a una tonalidad amarillenta sin brillo. A lo largo de todo el ciclo, las plantas crecieron notablemente menos hasta que su desarrollo se paralizó por completo. Esto se debe a la alta demanda de la planta de este nutriente, ya que el nitrógeno es fundamental para las enzimas, aminoácidos y ácidos nucleicos de gran importancia en procesos de división y multiplicación celular.
La deficiencia de fósforo desencadenó la aparición, en las partes más jóvenes de la planta, de un color verde más oscuro que en las zonas más viejas, donde pasados más de treinta días, comenzaron a aparecer en las nervaduras de las hojas, tonalidades violáceas, además de pigmentos rojos y marrones, como consecuencia de una acumulación de antocianina en las vacuolas. Las antocianinas son un conjunto de pigmentos hidrosolubles, que se encuentran ampliamente distribuidos dentro del reino vegetal y pertenecen al grupo de los flavonoides. Seguidamente las hojas más viejas comenzaron a perder la tonalidad verde, como consecuencia de una descomposición de las clorofilas y a una redistribución del fósforo hacia las hojas más nuevas. La paralización total del crecimiento se dio a partir de los cuarenta días de deficiencia de fósforo.
El síntoma inicial al asociado a la carencia de calcio se pudo observar en los frutos en crecimiento, donde apareció una mancha sobre su superficie, en la región opuesta a la inserción del pedúnculo. Esta circunstancia se conoce con el nombre de pudrición estilar o pudrición apical. A medida que avanza el proceso, se da una necrosis del tejido, que se vuelve de color marrón claro. A continuación se produce una paralización del crecimiento del fruto, pudrición del tejido necrótico y aceleramiento de la maduración. Al contrario que en los casos anteriormente descritos, no se produjo una reducción drástica del crecimiento ni del número de hojas, ni se observaron deformaciones en ellas.
En Innovatione contamos con un grupo de expertos en asesoramiento agrícola, dentro de las comunidades de Castilla y León y Murcia.
¡Excelente! A pesar de tener muchas palabras lo he estudiado
de un tirón y he bajado a la zona de comentarios directamente
para agradecerte esta entrada, excelente ! Enhorabuena