Cultivo de agave
Introducción
Antes de entender el cultivo de agave, partimos explicando el agave. Es una planta de la familia de las asparagáceas, donde se incluyen hierbas o arbustos con hojas perennes y escamosas, muchas veces con espuelas o espinas como en el caso de la planta de la que hablaremos hoy. Aunque comparte género con más de 200 especies originarias de américa, tan solo la especie A. tequiliana es utilizada para la elaboración del tequila. Esta bebida es considerada un producto regional de México, obtenida a base de la destilación del mosto fermentado que procede del “corazón” o “mezcal” del agave. No obstante, esta emblemática planta mexicana recibe otros usos que atraviesan otros sectores e industrias, como la papelera, cosmética o la construcción. Los registros históricos remontan la utilización del agave hasta hace 9.000 años atrás, cuando los aborígenes de Mesoamérica utilizaban esta planta para la producción de azúcares y fibras. Sin embargo, los primeros archivos que informan de la producción de tequila datan del siglo XVI.
El agave expone hojas suculentas, grandes, y apuntadas que se disponen en forma de roseta. Cabe destacar que la variedad utilizada para la producción de tequila tiene hojas de color azul. Durante sus primeros años de vida, el agave crece hasta 1 m de altura aproximadamente, y cuando alcanza la madurez reproductiva emite un tallo floral, también llamado “escapo” o “quiote” que puede llegar a alcanzar de 3 a 5 m de altura, del que salen las inflorescencias. Solo son capaces de florecer una vez (ciclo monocárpico) por lo que, tras la aparición del tallo floral, la planta perece. Siendo una consideración importante en el cultivar de agave.
La normativa incluye que, para hacer una plantación de agave destinada a la elaboración de tequila, debe estar dentro de una zona con Denominación de Origen Tequilera (DOT). Actualmente hay 5 estados con regiones de DOT, entre los que encontramos: Jalisco, con 125 municipios donde se puede elaborar tequila; Michoacán, con 30 municipios; Nayarit, con 8 municipios; 11 municipios de Tamaulipas y 7 de Guanajuato.
Principales características del cultivo
Se trata de una planta adaptada a entornos áridos, sin embargo, es en las zonas con clima semiárido donde alcanza un desarrollo ideal para la extracción de sus productos. Podemos encontrar el cultivo de agave en zonas con temperaturas medias de 20ºC y precipitaciones anuales de 1.000 mm. Crece bien en suelos con textura franco-arenosa, donde la arena mejora el drenaje, ya que las raíces tienden a pudrirse con cantidades moderadas de humedad. Es una especie generalista con respecto al pH, pudiendo crecer de forma óptima en suelos con pH de 6.0 a 8.5. En cuanto a aportes extra, se recomienda hacer riegos moderados cada 5 días en los meses más cálidos y secos. Los productores de agave también suelen fertilizar con nitrógeno, fósforo y potasio.
¿Cómo se establece el cultivo?
Para establecer el cultivo de agave se plantan “hijuelos” en hileras. Se trata de pequeños brotes laterales que crecen en la base de la planta madre. Una forma de reproducción vegetativa que es aprovechada por los agricultores para propagar los cultivos. Por lo general, se deja a los hijuelos crecer hasta los 15 cm de altura, siendo entonces cuando el nuevo individuo alcanza cierta autonomía para poder desarrollarse de forma independiente. Además, se comienzan a tomar retoños de plantas de más de 3-4 años, ya que poseen mejores características. El establecimiento del cultivo se suele realizar de abril a junio, aprovechando el ciclo de lluvias que hará que los hijuelos agarren rápidamente antes del periodo de sequías. Una práctica conservada en el cultivar de agave es el “desquiote”o “capazon”, que consiste en la poda del tallo floral para retrasar la muerte de la planta. También se realizan podas en las hojas para evitar la propagación de enfermedades.
El agave se cultiva principalmente por su corazón, llamado mezcal o piña, que es la parte central encargada de emitir nuevas hojas. La recolección de la piña, proceso conocido como “jima”, se realiza en las plantas con 7-8 años de madurez. Es entonces cuando el agave ha acumulado la cantidad máxima de carbohidratos importantes para la fermentación. Estos carbohidratos están principalmente en forma de inulina, que debe ser hidrolizada antes de la fermentación. Se separan los carbohidratos de las fibras vegetales, y luego se fermenta el mosto con levaduras para convertir los azúcares en alcohol. Después de la fermentación, se pasa a un proceso de destilado, donde se separan los componentes utilizando la diferencia de temperaturas. El resultado es el “ordinario”, que pasa por una segunda destilación para obtener el tequila. Dependiendo de su procesamiento posterior, hay diferentes categorías: el tequila blanco o joven se embotella directamente o también se le pueden agregar colorantes y saborizantes para obtener variedades como el tequila oro; tequila reposado, que madura en recipientes de roble o encino por al menos dos meses, y el tequila añejo, que envejece por más de un año en recipientes de 600 litros de capacidad máxima.
Claramente la producción del tequila es el principal objetivo del cultivo del agave. Sin embargo, el mezcal es otra bebida alcohólica elaborada a base de su piña. Algunas especies de agave son cultivadas por sus fibras, ya que sirven de materia prima para el sector textil. Incluso tienen cabida en la construcción, pues son utilizadas de forma tradicional para construir techos y paredes. También en la industria papelera, donde sus fibras resultan especialmente útiles. Además, algunas partes del agave se utilizan en la industria cosmética, principalmente para elaborar productos de cuidado de la piel.
Los agricultores de agave tienen que hacer frente a numerosas plagas y enfermedades. Entre ellas, encontramos enfermedades causadas por bacterias, como la marchitez bacteriana (Erwinia sp) que afecta a la parte aérea y suele comenzar e la parte apical de las hojas. También producidas por hongos, como la pudrición del tallo y raíz (Fusarium oxysporum) capaz de colonizar tejidos aéreos y subterráneos. No podemos olvidarnos de las numerosas plagas que azotan los cultivos de agave, insectos como la gallina ciega (Phyllophaga crinita), el escarabajo rinoceronte (Strategus alloeos) o el picudo de la piña (Scyphophorus acupunctatus) representan un verdadero problema para estas plantaciones. El mantenimiento de una plantación de agave incluye actividades dedicadas a la prevención y control de estas enfermedades, como podas de limpieza, control de maleza o aplicación de tratamientos fitosanitarios.
[…] a través del destilado del mosto fermentado procedente del “corazón” o “mezcal” del agave. Se elabora principalmente en el estado de Jalisco (Mexico), ya que su producción está respaldada […]